“Fueron felices y
comieron perdices”….¿y ahora qué?...
¿Cómo aprendes a
convivir con tu pareja?, ¿cómo superaréis las dificultades? Incluso, ¿cómo
afrontarás una ruptura?
En el inicio de una
relación de pareja, cuando ambos están enamorados, predominan las expectativas románticas
e idealizadas sobre cómo es la otra persona y cómo será nuestra futura vida
como pareja.
Y a pesar de que en
esta primera etapa ya aparecen las primeras diferencias entre la pareja,
preferimos concentrarnos en los aspectos positivos de la relación dejando pasar
estos momentos de malestar, justificándolos o minimizándolos.
Según va pasando el
tiempo, la realidad se impone y ya no podemos seguir manteniendo esa imagen
ideal y maravillosa de la otra persona, y a veces se tiene la sensación de que
nos han fallado, cuando posiblemente lo que ha ocurrido es que nosotros no
hemos sabido verle como realmente era.
Este enfrentamiento
entre nuestra idealización y la realidad es lo que va a desencadenar los
primeros desencuentros y dificultades en la pareja. Y la manera cómo la pareja
afronte estas primeras situaciones constituirá los cimientos sobre los que se
construirá su manera de funcionar como pareja, cómo se comunicarán, qué
comunicaran, cómo lo harán para conseguir llegar a acuerdos.
Ya que cada persona
siente, piensa y actúa de forma diferente y tiene sus propias necesidades, los
problemas surgirán cuando no se acepte que ambos pueden tener diferentes formas
de ser y de expresar sentimientos y/o cuando no se tengan en cuenta las
opiniones del otro queriendo imponer las propias.
Tener estas
diferencias es algo inevitable y la pareja tendrá que aprender a solucionarlas
de manera equilibrada y satisfactoria para ambos, con esfuerzo y aceptando que
los desacuerdos forman parte de la vida en común. De qué manera esto se haga,
dependerá que la pareja se debilite o se refuerce y consolide.
Pero cuando más
evidentes se hacen las diferencias entre cada uno es cuando se inicia la
convivencia en pareja, especialmente cuando todavía se continua idealizando a
la otra persona, entonces la convivencia hará que se desvanezca esa
idealización y aparezcan las diferencias.
A partir de ahí, habrá
que realizar un esfuerzo para conseguir adaptarse mutuamente, ya que en la convivencia habrá que renunciar a una
parte del propio estilo de vida anterior para comenzar un proyecto de vida en
común basado en el amor.
El reparto de las obligaciones
y tareas domésticas, la relación con las familias de ambos o temas relacionados
con el manejo del dinero o de la educación de los hijos, son algunos de los
motivos de discusión más frecuentes.
En todos estos temas,
cuando un miembro de la pareja quiere imponerse al otro en la forma de hacer y
de organizarse, lo normal es que el otro no esté dispuesto a someterse,
apareciendo en la pareja conflictos de adaptación. Lo ideal es conseguir una equidad entre los dos miembros de la
pareja y esto no es fácil de lograr.
Así que:
Habla con tu pareja abiertamente
sobre tus sentimientos, deseos y necesidades, sin esperar que la otra persona
adivine lo que te ocurre.
Escucha a tu pareja, mostrando una
actitud empática, intenta ponerte en su lugar y respeta sus puntos de vista y sus valores.
Aprende a ser tolerante con tu pareja, acepta que
es normal tener diferencias y que sus opiniones son tan válidas como las tuyas.
Colabora para tomar las decisiones
de forma compartida.
Valorad mutuamente lo que cada uno hace por el otro,
cuidando la relación cada día.
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