miércoles, 25 de mayo de 2016

Empezar por uno/a mismo/a



 Si quieres adquirir una virtud que no posees, imagina que ya la tienes y empieza a actuar en consecuencia. De este modo acabarás adquiriéndola.” William Shakespeare.

La mayor parte de nuestros problemas y satisfacciones tienen que ver con nuestras relaciones interpersonales.

Sabemos  que las personas somos interdependientes, que necesitamos el apoyo y los recursos de los demás. Por eso vivimos juntos, en pareja, en familia y en comunidades.

Es lógico que en esta situación de interdependencia no siempre salgan las cosas como nos gustarían; no siempre nuestros deseos pueden ser satisfechos y va a haber frustraciones.

Si a eso le añadimos que no siempre sabemos expresar adecuadamente nuestras diferencias y utilizamos experiencias cargadas de emociones y sentimientos que sólo agravan la situación, ya tenemos servido el conflicto.

Dado que los conflictos son inevitables, la postura más adecuada para enfrentarlos es aceptar su existencia como algo normal y  aprender a manejarlos de forma constructiva. Y cuando nos acostumbramos a actuar de esta forma obtenemos muchas ventajas ya que aumentan notablemente nuestras probabilidades de lograr nuestros deseos y objetivos. Mejoran nuestras relaciones y aumenta el apoyo y la confianza mutuos, el aprecio y la cooperación, lo que repercutirá en el bienestar de todos.

En muchas ocasiones lograr esto requiere de un cambio de actitud por una o ambas partes para evitar o reducir la intensidad de ciertos conflictos, cediendo en aquello que no sea importante para nosotros, controlando nuestra expresión de emociones hostiles susceptibles de ser malinterpretadas y dialogando. Buscando soluciones negociadas que nos permitan llegar a compromisos aceptables y satisfactorios para todos.

Y ¿qué podemos hacer ahora mismo para lograr este cambio de actitud?.
Como decía Shakespeare simular. Empezar a actuar ante los conflictos, como si ya se hubiera producido en nosotros este cambio. Mostrarnos amables, serenos y dialogantes y empezar a observar qué efectos tiene este cambio de actitud nuestro en los demás y en qué ventajas obtenemos nosotros. Esto nos ayudará a ir habituándonos a nuestra nueva forma de actuar hasta que logremos convertirlo en algo automático, con todos los beneficios que esto supondrá para nosotros y para las personas de nuestro entorno.








Cristina Enseñat Forteza-Rey 
Psicóloga  Genetar Sanitaria
Orientadora Familiar





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